
El fogón es el alma de la cocina.
Protege el suelo una gruesa chapa de hierro. Y sobre esta, los morillos para apoyar la leña. Pegando a la pared, una segunda placa de hierro forjado irradia el calor del fuego al frente. Limitando la parte delantera vemos una barra de hierro con unas anillas en los extremos. Enganchada en un travesaño del interior de la campana cuelga la cadena del llar que asoma bajo la campana. Este posee un gancho por el cual se suspende un caldero de cobre utilizado para preparar alimentos en su interior. Lo completan útiles para elaborar alimentos y otros usos, como la cuerda para secar ropa que cuelga de la chimenea.
La campana que recoge los humos de la chimenea lleva una estrecha repisa perimetral de madera. En ella se colocaban objetos de uso cotidiano: la chocolatera, la balanza, candelabros o el mortero. Además, se colgaban diferentes elementos en toda la campana como el rosario de cuentas que podemos ver.
El paño de chimenea es una pequeña tela o cortina que decora la repisa de la campana y ha sido realizado amablemente a la antigua usanza por una vecina de la casa Peiomosso, al igual que las cortinas de la cocina, realizadas expresamente para esta exposición.

